Hoy creíamos -incluso algunos lo han afirmado categóricamente- que la oficina olía a exquisitas patatas al horno y estábamos entusiasmados con la idea, hasta que al ir a la cocina me he dado cuenta de que las patatas estaban todavía fuera del horno. Lo que tiene cerrar dos revistas a la vez.
Al final la cosa se ha solucionado poniendo las patatas al horno, con los tomates y la cebollas y cuando nos hemos sentado a la mesa poco nos ha faltado por decir: "Bendecimos a Mónica, por estos alimentos que vamos a tomar.
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